Más de mil millones de personas, la séptima parte de la población mundial, sintonizaron sus televisores para ver la final de la Copa Mundial de fútbol 2014 entre Argentina y Alemania. La FIFA, organismo que regula este deporte, maneja cifras como la anterior para proclamar con orgullo que este acontecimiento cuatrienal es “el mayor espectáculo del mundo”.
No importa que los Juegos Olímpicos aspiren también a ese título, el Mundial de fútbol los supera por goleada en términos de visitantes, audiencia en todo el mundo y premios en metálico, 400 millones de dólares. Sin embargo, hay un factor que comparten la Copa Mundial de fútbol, los Juegos Olímpicos e incluso el acontecimiento deportivo local más pequeño: la necesidad de seguros.
“Sin seguros no habría Mundial de fútbol, Juegos Olímpicos, ni el más pequeño de los deportes de competición oficial”, afirma Michael Furtschegger, director de Ocio Internacional en Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS). “Pocos pueden asumir el riesgo necesario para organizar una competición de estas características, en especial si tiene las dimensiones del Mundial de fútbol”.
Dada la extraordinaria magnitud del “mayor espectáculo del mundo”, el seguro necesario es también espectacular. Cuando la FIFA anunció el conjunto de premios en metálico del Mundial 2018, ya se había reservado 134 millones de dólares solo para asegurar a los equipos cuyos jugadores se lesionaran, una cifra que supone más de la cuarta parte del premio en metálico ofrecido a las 32 selecciones participantes.
Y sin embargo, el seguro para jugadores de la FIFA representa únicamente una pequeña parte de los seguros necesarios. Cuando Messi, Ronaldo y otros salten al terreno de juego en cualquiera de las doce sedes repartidas a lo largo y ancho de Rusia, prácticamente cualquier eventualidad estará cubierta.
“En términos de seguros, el Mundial no presenta grandes diferencias con los Juegos Olímpicos”, explica Furtschegger. Desde su puesto, es quien evalúa para Allianz los riesgos que presentan conciertos y giras musicales, competiciones deportivas o actos corporativos que reúnen a multitudes, y quien desarrolla pólizas de seguro a medida para las múltiples y distintas organizaciones que participan. El Mundial y los Juegos Olímpicos están siempre en su radar.
La organización de cualquier acontecimiento de estas características representa un enorme riesgo tanto para el país que los acoge como para los organizadores. Se prevé que la factura final sea para Rusia de unos 11.800 millones de dólares, aunque esta cifra no incluye algunos de los nuevos estadios ni las costosas infraestructuras. También están en juego importantes inversiones de las empresas: publicidad, derechos de retransmisión y patrocinio.
Las consecuencias económicas de la cancelación o el aplazamiento debido a una catástrofe natural, al fallo de alguna infraestructura o a un ataque terrorista serían enormes. Tanto Rusia como la FIFA cuentan con seguros que cubren la indemnización en caso de que se cancele un partido o se traslade a otra sede, incluso en caso de que se cancelase por completo el Mundial.
Aunque todavía no se han producido interrupciones en ningún Mundial, en 2001 un brote de fiebre aftosa provocó el aplazamiento de varios partidos de rugby en el Torneo de las Seis Naciones. En 2011, un seísmo en Nueva Zelanda afectó a Christchurch, ciudad que vive por y para el rugby, y provocó el traslado de ocho partidos, incluidos dos de cuartos de final, del Mundial de rugby que debían celebrarse ese mismo año. Este hecho supuso un problema para los organizadores. A los tenedores de entradas se les ofreció la posibilidad de un reembolso o nuevas entradas para otras sedes, lo que dio lugar a una caída de los ingresos. Afortunadamente, el seguro de contingencias cubría las repercusiones económicas.
En el Mundial de fútbol 2018, la lista de suscriptores de coberturas de riesgos incluye, además de la FIFA, emisoras, patrocinadores, compañías de viajes, líneas aéreas y comercios. En el Mundial de fútbol 2010, celebrado en Sudáfrica, Lloyd's estimó en 9.000 millones de dólares el coste de asegurar la totalidad del acontecimiento, incluidos 4.800 para asegurar estadios e instalaciones de entrenamiento y otros 4.200 para asegurar otras oportunidades de negocio vinculadas al acontecimiento. “Algunas de estas oportunidades resultan impensables”, explica Furtschegger.
“Tomemos los derechos de retransmisión. Si la ceremonia inaugural se retrasa, aunque sea unos pocos minutos, por algo tan banal como un corte de electricidad, las emisoras se verán afectadas, ya que tienen contratados espacios publicitarios. Pues hay un seguro que cubre este tipo de interrupción”.
Eso significa que, cuando el 14 de junio se dé el toque inicial en el partido inaugural que enfrenta a la selección del país anfitrión, Rusia, con Arabia Saudí, absolutamente todo, desde el propio estadio hasta las piernas de Lionel Messi (aseguradas en 750 millones de euros), pasando por la entrada en manos de un aficionado, estará de alguna forma asegurado. Y no hay que olvidar los seguros de viaje y salud de los aficionados que se desplacen para asistir al acontecimiento, que dura un mes.
La principal diferencia entre el Mundial y otras competiciones asegurables, señala Furtschegger, es el valor de las selecciones. Antes del Mundial de 2014, Lloyd's presentó un informe donde señalaba que la estimación del valor colectivo asegurable total de las selecciones participantes ascendía a 7.700 millones de euros (10.500 millones de dólares). La protección de los jugadores se antepone a cualquier otro seguro.
El seguro de los jugadores constituye un ejemplo de cómo éste debe llegar a los distintos niveles en un acontecimiento de esta magnitud, afirma Furtschegger. “La FIFA cuenta con un programa de seguro que cubre las lesiones de los jugadores y que se abona a las selecciones nacionales; éstas tienen a su vez contratados seguros, por ejemplo, de responsabilidad civil y accidentes personales para sus jugadores, mientras que los jugadores pueden tener también coberturas propias para proteger sus ingresos”.
Y por si fuera poco, están los seguros de flota para los vehículos de las selecciones y otras coberturas más concretas. La cobertura del pago de primas ayuda a las federaciones nacionales a cubrir los pagos de primas contractuales en caso de que una selección infravalorada se alce, inesperadamente, con el título de campeona del mundo.
En términos de riesgos, Furtschegger considera que el Mundial de Rusia, a pesar de ser el más político de la historia, tan solo presenta un riesgo ligeramente más alto que otros acontecimientos similares. “Desde los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, el riesgo de ataque terrorista ha estado siempre presente; en este caso el riesgo es solo marginalmente mayor, dadas las implicaciones políticas de la intervención de Rusia en Siria y de la disputada región del Cáucaso (donde se encuentra una de las sedes, Rostov del Don)”, afirma.
El ciberterrorismo, que ya estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, en Corea del Sur, representa un riesgo que también debe considerarse. Aunque el mayor riesgo individual sea, tal vez, el vandalismo de los aficionados. “La Eurocopa 2016 se vio ensombrecida por los enfrentamientos entre aficionados de Inglaterra y Rusia”, señala Furtschegger. “Aunque las autoridades rusas han prometido extremar la seguridad, no pueden descartarse enfrentamientos, por lo que se recomienda a los aficionados que se desplacen al Mundial que dispongan de un buen seguro internacional de viaje y salud”.
Allianz contribuye a asegurar a la FIFA, así como el Mundial 2018, y colabora con varias selecciones nacionales, incluida la actual campeona, Alemania. A través de su filial en Rusia, Allianz ha suscrito también una colaboración con el Gobierno para asegurar infraestructuras y estadios, así como programas de responsabilidad civil. Allianz ofrece igualmente seguros de viaje y salud a los aficionados que se desplacen al Mundial.
Fuente: Sin seguros no habría mundial de fútbol ni juegos olímpicos
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